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lunes, 13 de mayo de 2013

The Following

Aunque tengo en mente varios temas sobre los que me gustaría escribir -sí, soy demasiado vaga como para hacerlo de forma habitual- querría aprovechar que ayer terminamos de ver la primera temporada de The Following para explicar un poco mi opinión sobre ella y como pasó de dejarme con la boca abierta los primeros capítulos a serme casi indiferente los últimos.

Había oído hablar bastante bien de ella y terminé de decidirme viendo los anuncios de su próximo estreno en televisión y teniendo en cuenta el elenco de actores principales -Kevin Bacon y James Purefoy-. A simple vista, no podía defraudar.

Aviso: puede que se me escape algún spoiler.

Con el piloto simplemente aluciné. Largo, bien atado todo y lleno de giros inesperados. Siendo imposible hacerte a la idea en tan poco tiempo de todo lo que rodea a Joe Carroll -el villano- y su trama. Te prendas de su magnetismo y carisma y, por supuesto, de la actuación de Purefoy. La relación y su obsesión con la obra de Allan Poe, el simbolismo de los ojos, sus adeptos, el ritmo y la banda sonora... una vez que terminas el piloto te planteas que hace tiempo que no ves una serie que te enganche de esa forma, con tanta calidad y tan bien hecha y claro, te creas unas expectativas que no son para nada reales. De hecho, hasta poco antes de la mitad de la temporada es como de verdad te sientes. Te sorprende y cada capítulo tiene su punto álgido en el final que te deja con muchísimas ganas de ver el siguiente. Además aunque todo gira en torno a la eterna lucha entre el bien y el mal, el héroe -o antihéroe- y el villano, alrededor de ambos hay personajes tan interesantes como cruciales en la trama, sin los que no sería posible ni viable la historia.

A partir de ahí. ¿qué pasa? Que se desinfla totalmente. Puedes predecir qué va a pasar o con qué te vas a encontrar. Joe empieza a perder todo ese carisma que nos engatusaba y su personaje se vuelve totalmente plano y aburrido ¿dónde quedan Poe, los ojos, la muerte? Y Ryan Hardy -Kevin Bacon- no aporta nada más que clichés de agente atormentado, de los que vemos siempre en las películas. Los malos son muy malos malísimos y con una inteligencia que no somos capaces ni de imaginarnos. Los buenos -o no tan buenos, depende de cómo se mire- y el FBI son la cosa más tonta que te puedes echar a la cara. Además de que oye, parece que andan escasos de efectivos porque si no, no me explico como cada vez que tienen una pista van de dos en dos o como mucho de cuatro en cuatro... para así dejar que los malos los embosquen con falicidad y se salgan con la suya.

Y al final, se queda vacía. Ni siquiera el último capítulo es capaz de retomar lo que nos prometía al principio y el "mito" de Joe Carroll termina de venirse abajo en una especie de sinsentido y de la forma más "tonta" posible. No sé, yo quizás esperaba que además de escribir su libro tuviese una gran misión en mente y que aunque esta fuese amargarle la vida a Hardy, nos llevase más allá de un simple "lío de faldas" y de un "¿cuándo te enamoraste de mi mujer?"¿Tanta secta y tanta maldad absoluta para eso?

La segunda temporada ya está confirmada y supongo que terminaré viéndola. El final es muy abierto y sin pensar demasiado creo que todo el mundo que lo haya visto será capaz de imaginarse por dónde van a ir los tiros o cuál va a ser su argumento.

De todas formas, engancha. Porque quieres saber qué pasa y porque creo que en el fondo tienes la esperanza de que te de una sorpresa y te deje con la boca abierta. Entretiene lo justo. Algún que otro susto y algo de intriga... pero dejemos las grandes series para otro momento porque, de momento, esta se quedó en el intento.